jueves 28 de febrero de 2008

A quien le importa...

Últimamente estoy muy musical. ¿Recordáis el tema de Alaska? A quien le importa lo que yo haga, a quien le importa lo que yo diga... Pues a juzgar por las pruebas, hay mucha gente, demasiada gente a la que importa más de la cuenta lo que digan los demás. No hablo de mí: hablo de las agresiones intolerables sufridas por los miembros de Galicia Bilingüe que, constituídos en asociación, defienden que se de a los gallegos la posibilidad de escoger el idioma en el que quieren vivir. He leído su manifiesto - www.galiciabilingue.com - y en él no encuentro imposiciones, obligaciones ni chulerías: sólo pacíficas reivindicaciones y buenas maneras.
El hecho de que un grupo de ciudadanos tenga que constituírse en Asociación y pedir permiso para gozar de un derecho que está recogido en nuestra Carta Magna debería ser suficiente para hacernos reflexionar. Mal andan las cosas cuando estamos en esto.

Lo más sorprendente de todo es que hay un grupúsculo (separen algunas de las palabritas, que bien se ajustarán a lo que es esta gentuza) que, enarbolando una bandera de la que se han apropiado, se dedican a amedrentar a los miembros de la plataforma, tratando de impedir que se manifiesten, que existan, que sean. Bienvenidos al territorio del fascio enxebre en estado puro.

Soy partidaria, no sólo de que cada uno piense como quiera, sino de que tenga ocasión de reivindicarlo, por descabellado que me parezca. Si mañana me encuentro a unos señores recogiendo firmas para que pongan un centro comercial en mitad de la Plaza del Obradoiro, pensaré que están pirados, pero nada más que eso. Pero lo borrokiñas van más allá: como no les gusta lo que reclama Galicia Bilingüe, se dedican a insultar a los miembros de la directiva, a reventarles las reuniones. a amenazarlos física y verbalmente.

El otro día, a su paso por Lugo, el autocar de Galicia Bilingüe fue atacado y cubierto de pintadas. Leí la noticia en el progreso, seguida de los comentarios de los internautas, algunos de los cuales ponían los pelos de punta porque aplaudían la agresión. Uno proponía quemar el autobús de marras. Otro, que se ilegalizase la asociación. ¿De dónde salen estos energúmenos? ¿Quienes son, qué leen (¿saben leer?), a dónde han viajado, a qué gente han tratado? Sólo sabemos de ellos que empiezan su triste historia delictiva haciendo pintadas en un autobús, igual que los nazis comenzaron por decorar las casas de los judíos en la Alemania de Hitler... donde, por cierto, estos tipejos se sentirían la mar de agusto.

Hasta ahora, las reivindicaciones de los gallegos nacionalistas habían descartado la protesta violenta como método para hacerse escuchar. Los acontecimientos de los últimos días pueden hacer pensar que se ha quebrado la delgada línea roja entre la reivindicación pacífica y el uso de la fuerza, entre la legitimidad y el fascismo. No nos dejemos engañar: los que amenazaron a María San Gil, los que amedrentan a los miembros de una Asociación no son nacionalistas, sino maleantes que dificilmente van a encontrar su sitio en la realidad política gallega.

En cuanto a los agresores, es difícil predecir qué ocurrirá con ellos a medio plazo, cuál será su evolución en la carrera delictiva que acaban de inicar con las pintadas al autobús. Con un poco de suerte se quedarán ahí, garabateando paredes, quemando papeleras, todo lo más mangando bolsos por el procedimiento del tirón. Si la cosa se tuerce, acabarán pegando palizas a los inmigrantes o cosiendo a puñaladas a la parienta. El futuro del delincuente en ciernes siempre es inicierto, pero sus comienzos giran siempre en torno a la agresión a la libertad y a la propiedad ajena.

Así que, por favor, que estos muertos de hambre no jueguen a ir de patriotas, de galleguistas ni de defensores del ailalelo. Son mangutas del tres al cuarto, aprendices enxebres de la kale borroka, y esta sociedad, la nuestra, sabrá ponerlos en su sitio, que es el del lumpen.
Deben tener claro que están solos. Ninguna fuerza política va a darles alas ni cobertura. Los violentos han hablado. Ahora deben hacerlo quienes, compartiendo sus ideas, rechazan sus métodos impresentables de cachorros del fascio. O, para simplificar, sus maneras de chorizos corrientes y molientes.

Desde aquí, mi ánimo y mi afecto a los miembros de Galicia Bilingüe y a su presidenta, Gloria Lago.

lunes 25 de febrero de 2008

Veinte años

Es el título de un bolero maravilloso que cantó como nadie Omara Portuondo: "Si las cosas / que uno quiere / se pudieran alcanzar / tú me quisieras lo mismo / que veinte años atrás..." Muy poco cantado en España, lo escuché por primera vez en un local de La Habana vieja, el Benny Moré, donde una orquesta de quince virtuosos se desvivía para complacer las peticiones de los ocho clientes del local. Supongo que los invitados "gratis total" que se han ido a hacer las Américas a la Feria del Libro de La Habana convidados por la Xunta habrán disfrutado de las muchísimas excelencias de la música local. Porque, además, la señora Bugallo lo organizó todo muy bien: además de pagar a los invitados el vuelo a La Habana, los traslados, el hotel y el desayuno, cada uno de los participantes en el sarao recibió un sobre con SETECIENTOS EUROS para gastos de bolsillo. Eso sí que es categoría. Pero que clase tienen, señor, señor.

Pero el post no va de música, ni de La Habana, ni siquiera de Ánxela Bugallo, a quien Dios dé salud para seguir repartiendo más dinero que Mayra Gómez Kemp en el "un, dos, tres". quiero hablar de los veinte años, al hilo de una reflexión que hacía un fotógrafo en una revista. Decía que los veinte años eran la edad "en la que lo teníamos todo, aunque no lo sabíamos". Por eso he vuelto la vista hacia mis veinte años, que están ya a diecisiete de distancia, y me he preguntado si de verdad tenía entonces más cosas que ahora. La respuesta es no, a no ser que en la lista se incluyan las inseguridades, las dudas, la inquietud permanente. ¿Volvería a los veinte? Desde luego que no, salvo para pasar de nuevo el tiempo con mi madre, que es lo único que de verdad añoro de aquella edad perdida.

La primera juventud está idealizada por la literatura y por el cine, que hablan de los veinte años como de la Edad Dorada. Pero, en general, los veinte años traen de la mano más decepciones que otra cosa: amores que fracasan, amigos que se quedan en el camino, proyectos que no se materializan. Por eso me alegré de cumplir los treinta: estaba segura de que las cosas más importantes de la vida iban a pasarme a partir de entonces, y acerté. Rosa León cantaba aquello de "Volver a los diecisiete / después de vivir un siglo..." Yo no volvería a mi adolescencia más que de visita, igual que voy a casa de unos amigos que tienen tres perros: a echar un vistazo y a largarme. Por lo demás, mi edad me encanta ¿Y tú? ¿Querrías volver a los veinte?

Bardem se ha llevado el Oscar, lo cual no extraña a nadie. Bardem empezó a trabajarse el Oscar desde aquel papel de chulo impresentable que le regaló Bigas Luna en "Jamón, Jamón". Luego siguió currándeselo, con pico y pala, y ayer se consagró en Holywood, que es donde se consagran los actores de verdad, aunque nos quieran vender la vaina de que aquí se hace muy buen cine y tal. A la hora de la verdad el actor de raza sueña con recoger el Óscar , y que digan su nombre con la dicción viciada por el idioma del imperio y escuchar aplausos con fundamento en la cuna del cine. Bardem se merecía el Oscar y se merecía obtener la definitiva reválida de lo que es: un actor con mayúsculas. Y en Hollywood, donde no caben excusas ni medianías, premian a los mejores, porque de eso se trata: de coronar al rey, no de hacer amigos, como en otros lares.
Brindo por Bardem y por la dorada estatuilla que brindó a los Coen, a su madre... y a España.

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miércoles 20 de febrero de 2008

¿Qué es esto?

He pasado unos días sin escribir porque,despuésdel último post, me apetecía reflxionar. Empecé escribiendo sobre el ministro Bermejo, y me he encontrado con unacascadade post que
a) me exigen que no sólo me meta con Bermejo
b) me exigen que me pronuncie sobre determinados asuntos, como si yo tuviese obligación de hacerlo
c)me exigen que, ya que he metido con Bermejo, me meta también con Aznar.

Pero vamos a ver ¿qué es esto? ¿En nombre de qué se me exige compensación,ecuanimidad, justicia divina, leches varias? Esas cosas se le pueden pedir al director de un informativo, o al gerente de una televisión pública. A una persona que tiene un canal de expresión que mantiene con su pecunio, nadie tiene por qué pedirle explicaciones de nada.

Esta es mi casa, en la que entra quien quiere. Pero hay unas normas que dictan la prudencia y el respeto a lo ajeno . Una vez, cuándo era pequeña, me quejé de que en las meriendas en casa de una amiga siempre daban cosas que no me gustaban.Ymi madre, que era una mujer muy lista y una madre bastante severa, me dijo:"Pues ni sé te ocurra pedir otra cosa. Te dan lo que tienen. Y si de verdad te disgustan tanto esas meriendas, no vuelves a esa casa y punto,que nadie te obliga". Pues bien, apliquémonos todos el cuento de las meriendas. Si a alguien le parecen tan disparatadas mis ideas, tan hirientes o tan fuera de lugar mis comentarios, hay decenas, cientos de blogs que responderán mejor a sus expectativas.

Otros me exigen que tome postura por unos o por otros. Pues ni quiero ni puedo hacerlo, porque no me siento representada por ninguno de los partidos mayoritarios. Hay muchas cosas del PP que me desagradan, aunque comulgo con su política económica y con su concepto de estado bastante más que con el que nos vende ZP. Siempre he dicho que soy una persona liberal, socialmente de izquierdas y económicamente de derechas. Esto es lo que hay.

Respeto profundamente la izquierda sueca, que obligó a dimitir a una ministra que pagó con dinero público dos chocolatinas y un paquete de pañales, pero me asquea que presuma de ideales socialistas un señor que se gasta doce mil euros en un cuarto de baño con cargo al dinero público. Pero claro, si critico el morro de Bermejo,entran en este blog unos señores - o señoras - que enseguida me exigen que hable también de la boda de la hija de Aznar, de Zaplana o de no sé que historias para demostrar mi independencia.

Soy independiente desde el momento en que ningún partido me mantiene. Otra cosa es que, desde mi libertad, me reserve el derecho a criticar a unos más que a otros. Samuel, me mandaste un artículo de Javier Marías,que suele poner a caldo a los políticos del PP. ¿Le has escrito alguna vez para cominarle a que aplique la misma vara de medir con los del PSOE? Tú o los que me demandan que entren en otros temas ¿habéis pedido alguna vez a Millás o a Almudena Grandes - verdaderos azotes de la derecha desde sus columnas respectivas- que hablen del GAL, de Filesa, o del piso de Bermejo? Apuesto a que no. Entonces ¿por qué a mí sí? ¿Porque gano menos que ellos? ¿Porque desde vuestro particular sentido de la ética lo suyo vale, pero lo mío no? ¿Porque yo sí doy a mis lectores una plataforma para exponer sus ideas, aunque no coindidan con las mías? A lo mejor es que ese es el problema.

Una lectora me dice "me has decepcionado". ¿Por qué? ¿Porque copio mis libros? ¿Porque vendo droga en los colegios? ¿Porque acepto sobornos? ¿Porque empujo a las viejecitas que me encuentro por la calle? ¿O te decepciono porque no pienso como tú? ¿No te das cuenta de lo tremendo que es eso que dices? A lo mejor el problema es crearte expectativasideológicas con respecto a alguien cuando tienes un muy escaso margen de respeto hacia la ética ajena.
Otro dice que es fácil meterse con Zapatero... hombre, yo diría que ahora mismo es más fácil meterse con Rajoy. Lo fácil - y lo más rentable, a que engañarnos - es hacer el numerito de la ceja. Y me parece muy bien que otros lo hagan. Allá cada cual. Yo jamás he apoyado publicamente a ningún político, porque esa es una forma de volverse un paniaguado, cosa que no quiero ser. Pero, por supuesto, tengo mis ideas y mi manera de ver las cosas. Y también tengo un blog, donde seguiré habland de lo que YO quiera, y dejando que cada uno opine lo que le dé la gana.

¿Sabeis lo peor de todo? Que, visto lo visto, no todo el mundo haría lo mismo. Más de uno sería partidario de eliminar las entradas que no comparte o que no le gustan. Es la política del cordón sanitario:dejemos fuera a los que nos incomodan. Pongamos etiquetas, repartamos carnets de ética a los que vayan de nuestra mano, y arrojemos al infierno - recoerdad uno de los post - a los que disientan o se atrevan a pensar otra cosa. Yo no voy de ese palo. Por eso mi blog sigue abierto. Dejo al buen criterio de cada uno seguir las reglas del juego, o ser un cafre y pedir una merienda a la carta.

jueves 14 de febrero de 2008

El pisito

O el pisazo. Ya se sabe de qué hablo: del piso del ministro de Justicia. O más bien, de las reformas que por 250.000 euros ha hecho acometer para que la casa quedase a su gusto.
Poco sentido de la medida tiene un señor que gasta 45 millones de pesetas del erario público en hacer arreglitos a una casa, máxime cuando a lo mejor le quedan en ella dos telediarios. 250.000 euros son muchos euros. Hay familias que con eso se compran una casa para cuatro. Dicen los asesoresdel señor Bermejo que la casa no tenía las condiciones mínimas de habitabilidad y por eso había que meterle mano - y pasta - pero ya ha salido la anterior inquilina del inmueble, la exministra Trujillo, para puntualizar que ella el piso lo dejó niquelado. Entiendo el mal rollo de la buena señora: a ver si Bermejo va a tener el morro de decir que ha cambiado los tresillos porque yo soy una guarra y se los he dejado de pena.
Si no diese lástima, daría risa. Un ministro socialista gastando cuartos públicos en decorar sus sueños, manda narices. Cinco mil euros se ha pulido en jardineras (¿?) para la terraza. Casi doce mil en "elementos para el cuarto de baño". Mire, señor Bermejo, yo no sé cómo le ha quedado la vivienda, pero me da la sensación de que invirtiendo dos millones de pesetas en un aseo, la casa debe ser calcadita a la del Sultán de Brunei en versión España Cañí. Con 12.000 euros, que es lo que usted se ha gastado en el baño, le hago yo una reforma completa a mi casa, y aún me queda algo para pintar el portal, cambiar el sofá del salón y comprar una pantalla de plasma para el dormitorio, aprovechando que estánde oferta.
Doscientos cincuenta mil euros. Cuarenta y cinco millones de pesetas, ahí queda eso. Y el ministro, tan contento. Acabo de escuchar a Leire Pajín justificando la obra del ministro aduciendo "motivos de seguridad". Pues mire usted, yo de eso entiendo poco. Pero que alguien me explique cómo influye en la seguridad de un ministro el que le instalen un water de dos millones de pesetas o unas jardineras que rozan el millón.
Que me diga alguien en que parte del Código del Buen Gobierno que alentó Zapatero caben estos desmanes. ¿O es que Bermejo está ya preparando la maleta, y ha pensado eso de "después de mí, el diluvio"'

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martes 12 de febrero de 2008

Vergüenza

Si no lo veo, no lo creo, pero las cámaras no mienten: cincuenta individuos han intentado agredir a María San Gil en la Facultad de Económicas de Santiago de Compostela. Dicen las crónicas que los agresores eran independentistas, lo cual no dudo. Pero hay que empezar por calificar a estos mastuerzos de lo que son: delincuentes. Aprendices de Jarrai (grupo cuyo nombre coreaban con ardor guerrero). Admiradores cutres de la kale Borroka. Borregos, cazurros, cobardes, parrulos adocenados, inútiles, vagos, maleantes, salvajes ineducados, muertos de hambre y sed, ignorantes y chulos, que van de cincuenta en cincuenta a pegar a una mujer.
No hablaré del comportamiento de los otros estudiantes al ser testigos de esta agresión, porque ignoro cual ha sido, pero espero de corazón que hayan reaccionado en defensa de la víctima. De no ser así, mal están las cosas en la Universidad Si se han limitado a ser testigos de lo ocurrido sin intervenir, por miedo o por prudencia - en este caso, forma perversa de la cobardía - habrá razones para que nos preocupemos todos aquellos que respetamos la institución universitaria como vivero de ideas y libertades.
Me pregunto - no lo sé - si hubo detenciones, y en caso contrario me pregunto también por qué no las ha habido. El intento de agresión es un delito, y corear el nombre de un grupo terrorista es hacer apología del mismo, lo cual está penado por la ley . Si los pegones se fueron de rositas, el delegado del Gobierno tendrá que dar las pertinentes explicaciones.
Me avergüenza intensamente lo ocurrido, pero no me sorprende. Cuando salté a la arena pública por mor de un premio que casi gano y se me ocurrió referirme al - para mí - preocupante ataque al bilinguísmo y el ascenso del nacionalismo en Galicia, obtuve una colección de insultos y amenazas que harían palidecer a cualquiera menos pasota que yo. Aprovechando el anonimato, algunos usuarios de un foro llamado Chuza llegaron a arremeter contra mi padre, o contra mi abuelo, que tiene 87 años y hace mucho tiempo que está fuera de combate. No estoy de hablando de críticas. Estoy hablando de rabia inexplicable. De violencia verbal pura y dura. Había quien me ordenaba cerrar la boca, quien proponía que no volviese a cruzar la frontera de Piedrafita.
De aquellos polvos vienen estos lodos. Hoy pedimos que se impida hablar a quien dice algo que no nos gusta, mañana reivindicamos su exilio... y pasado nos juntamos cincuenta e intentamos agredirle. La canalla que hoy intentó pegar a una mujer no apareció de la noche a la mañana, sino que lleva años gestándose, sintiéndose amparada y respaldada institucionalmente por los que miran hacia otro lado .
Esto es el principio de algo que puede devenir en drama. A las legítimas reivindicaciones nacionalistas - que no comparto, pero respeto - les ha salido un grano con estos chicos que se juntan con la intención de zurrar la badana a un político cuya única intención es hablar. ´¿Qué piensan los señores del BNG de estos malnacidos que buscan cobijo bajo la bandera de la estrella?¿Aprueban sus métodos? Porque, si no lo hacen, es el momento de dejarlo muy clarito. En estos casos, el silencio es peligroso: o se aprueba o se condena.
Espero del señor Quintana que deje claro que no está dispuesto a consentir la borroquización del nacionalismo gallego. Que actúe con contundencia y diga lo que tiene que decir. De lo contrario se creará un peligroso precedente, y habrá muchos motivos para la vergüenza.

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lunes 11 de febrero de 2008

Mañanas en Candem

Una buena parte del mercado londinense de Camdem desapareció ayer entre las llamas de un incendio misterioso cuyo origen buscan ahora, pasmados y pesarosos, los agentes de Scotland Yard.
Conocí Candem Market en el brumoso verano de 1993, estrenando licenciatura universitaria y dinero recién ganado. Pasé un mes alojada en casa de unos amigos - aquel pequeño hogar en Fulham, donde convivía con un estudiante de económicas y un músico en ciernes, y la feliz fauna de amigos bohemios que entraba y salíasin orden ni concierto - y aproveché el tiempo que me dejaban libre las clases de inglés para explorar la ciudad hasta sus últimos rincones.
Descubrí Candem en un domingo gris, como la mayoría de los domingos ingleses. Allí compré un vestido de algodón salpicado de diminutas flores blancas, muy a la moda "grunge" que imperaba por aquella época. Era un vestido original y barato, y me sentaba bien, o al menoseso dijo el chico inglés con el que me citaba en aquellos días.Aquel chico - se llamaba Douglas - y aquel vestido meacompañaron en el estreno de lo que yo consideraba mi madurez personal: era joven, tenía un título universitario y toda la vida por delante, así que bien podía tener un flirt de dos semanasy un vestido ajustado parecido a los que usabaWinona Rider. Que el vestido en cuestión hubiese sido adquirido en Candem Market, donde se desataba la modernidad entre puestos de comida india y falsas botas Doctor Martens, y que el chico con quien me citaba fuese un estudiante de la universidad de Londres con un pasado tormentoso y un presente incierto no eran más que ingredientes destinados a hacer más interesante mi nueva historia.
Luego volví a Londres muchas veces, pero Douglas ya no estaba - se había mudado a Hong Kong - y la ropade Candem Market ya no me parecía adecuada para lo que consideraba mi nuevo estilo. Empecé a visitar el mercado como quien visita un zoológico, y no volví a comprarme vestidos grunge ni a mirar los precios de las botas. Pero seguí vistando aquel mercado, quizá porque me traía buenos recuerdos deun tiempo que no podía volver.
La última vez que estuve en Candem Market fue con mi madre, en el transcurso de un dichoso viaje a Londres. No le hablé de Douglas ni del vestido con flores blancas, pero pasear con ella por entre los puestos de todas las cosas del mundo fue como hacerla partícipe de aquella historia del verano de 1993.
Ahora, parte de Candem ha desaparecido devorada por las llamas, y me siento triste, no sé por qué. Quizá porque, aunque el mercado vuelva a ser reconstruído, ya no será el que visité de la mano de un inglés miope, ni tampoco aquel que le mostré a mi madre, felices las dos, ignorantes de las sorpresas amargas que nos resevaba la vida.

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jueves 7 de febrero de 2008

Tallas

Leído en prensa esta mañana: el 40% de las españolas ha tenido alguna vez problemas con las tallas.
Supongo que al hablar de problemas con las tallas, la noticia se refiere a esa perpetua desorientación en cuanto al tallaje según la tienda a la que vayamos y el modelo que nos compremos.
Soyuna persona de complexión media. Mi talla es la treinta y ocho, pero en mi armario hay dos vestidos de la treinta y seis y un abrigo de la cuarenta. Mis vaqueros,que compro siempre en Estados Unidos, son cada uno de una talla diferente, aún cuando dos pertenecen a la misma marca. Tengo unos pantalones de la 34 - yo tampoco entiendo cómo quepo en ellos - y el otro ´dia me di cuenta de que una de mis chaquetas marca la cuarenta y dos. La verdad es que ese tipo de cosas despistan a cualquiera. Pero, más allá del incordio, más allá de la molestia de tener que probarse tres pantalones para encontrar el que se ajusta a nuestras nalgas y a nuestras pantorrillas, ese baile de tallas no es lo que yo llamaría un problema.
Problema es que una adolescente se meta los dedos en la boca para vomitar lo que ha comido. Problema es que una niña de quince años quiera parecerse a una supermodelo. Problema es que una cría que acaba de cumplir los dieciséis pida a sus padres un aumento de pecho como regalo de cumpleaños, y que los padres cedan al capricho sin informarse primero de lo que eso significa para un cuerpo a medio formar. Y, por supuesto, problema es que alguien se quede tieso en una mesa de operaciones cuando sólo pretendía reducir unos centímetros en las pistoleras.

Se ha puesto en marcha un estudio antropométrico para calcular la talla real de las españolas. Han medido a más de diez mil mujeres, y luego nos informarán de cual es la medida estandard de nuestras compatriotas. El estudio está hecho con la mejor intención, pero me temo que es una suprema tontería. ¿De qué vale a una chica instisfecha con el tamaño de su culo el saber que está por debajo del tamaño del culo medio? ¿Cura algún complejo el enterarse de que la mayoría de las españolas pesan dos kilos más que tú? ¿Una chica con bulimia va a dejar de provocarse el vómito al saber que hay muchas mujeres más gordas que ella? Y, a todo esto ¿qué hacemos con las muchas, muchísimas mujeres que se apartarán para mal del canon medio? ¿Cómo va a sentar a una cría que pesa cinncuenta y siete kilos el saber que para su altura el peso de la mayoría no llega a cincuenta y tres? Estos estudios pretendidamente normalizadores ¿no están aumentando, en el fondo, la lista de candidatas a la anorexia y la bulimia?

La sociedad moderna nos empuja, desde la más tierna infancia, a correr en busca del amargo don de la belleza. Existe la obligación de ser guapo, estar delgado y tener cada cosa en la cantidad apropiada y en el sitio perfecto, y no importa el precio que haya que pagar, ni que cada año mueran chicas - también cada vez más chicos- que galopan, obsesionadas, en pos de un ideal físico que quizá ni siquiera existe.
El ministerio de Sanidad, las consejerías del ramo, llevan tiempo dedicando esfuerzo y dinero a luchar contra la anorexia y la bulimia, que se extienden como la peste entre los jóvenes. Se culpa a unos y a otros: a las revistas de moda, a los medios de comunicación, a los diseñadores, a las modelos. Se inventan campañas bienintencionadas, carísimas y, por lo que se ve, muy escasamente eficaces. Noquiero ni pensar en cuanto habrá costado el estudio antropométrico de marras,queva a servir para que muchas niñas que sospechaban de su anormalidad física puedan constatar oficialmente que sí, que están gordas como trullos,y que se apartan de los índices de la media nacional.

¿No sería preferible emplear esfuerzos y dinero en educar a las adolescentes en el amor propio, explicándoles lo poco sana que resulta la obsesiónpor la belleza física? ¿Que, a no ser que pretendan coronarse "miss universo", de poco les va a valer tener una cintura más estrecha o un pecho más generoso? ¿Que un cuerpo perfecto o una cara hermosa duran mucho menos de lo que dura la vida? ¿Que hay la mayoría de los signos designos de triunfo, de estabilidad y de bienestar personal que nada tienen que ver con el físico? ¿Que siempre han existido mujeres hermosas con las que no se puede competir, y que la perfección física es la excepción y no la regla?

En mi armario hay un completo revoltijo de medidas y tallas. Puede ser que sea un engorro. Pero no es buenaque quieran convencerme de que es un problema. Mis problemas son otros, que nada tienen que ver con el latazo de probarme cinco vaqueros hasta encontrar uno que siente bien a mi culo. Culo, por cierto, más grande que el de la media. Qué le vamos a hacer

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miércoles 6 de febrero de 2008

Un día en blanco

Ayer pasé el día en Barcelona, donde se fallaba el Premio Biblioteca Breve. El viaje fue accidentado: tomamos el puente aéreo y, tras meternos en el avión, el despegue empezó a retrasarse. El comandante, solícito, dio todas las explicaciones pertinentes por megafonía: "una de las ruedas tiene un agujero, y no sabemos si aguantará hasta Barcelona. Va a venir a verla un técnico, y si cree que podemos salir, despegaremos enseguida. Y si no, cambiamos la rueda". Estupendo, pensé. Si el técnico pertenece al modelo Zapatero ("no es para tanto"), viajaremos con una rueda chunga. Si el técnico es modelo Rajoy ("esto es un desastre") pasaremos un hora metidos en un avión parado. Mientras, el bueno de Juan José Millás se preguntaba si era necesario dar tantos detalles"¿Y por qué tengo que saber que llevamos una rueda pinchada"?, se lamentaba el reciente ganador del Planeta. A mi lado, estóico, Fernando Marías leía el periódico, resignándose al destino, y la eficiente Carmen Ramírez se cambiaba en el cuarto de baño, pues estaba visto que no iba a poder pasar por el hotel.
La rueda se cambió, y llegamos a Barcelona una hora y media más tarde de lo previsto, con el tiempo justo para llegar a la rueda de prensa y enterarnos de que el Biblioteca Breve había sido concedido a Gioconda Belli. Conozco a esta autora más por sus ensayos que por sus textos de ficción, y también porque es tía de Laura Martínez Belli, que presentó"En tiempo de prodigios" en el DF. Por cierto, la novela de Laura, "Por si no te vuelvo a ver", sigue ocupando las listas de los más vendidos en Méjico. En el cóctel saludo a Silvia Martín, de Woman, con quien he estado un año cruzándome emails y llamadas de teléfono... sin que nunca nos hubiésemos visto las caras. Antonia Kerrigan, mi agente, me lleva a un rincón para hablar de mi nueva novela, de la que le he enviado las ochenta primeras páginas. Me encuentro a Félix Romeu, y a mi editora, Ana Datri.
En el almuerzo, una mesa divertida, con Rafael Vila San Juan, Ferndo Marías, Gloria (de Planeta), Toni Iturbe, Miguel (de Círculo de Lectores) y Juan Manuel de Prada. Los temas de conversación, tan variopintos y algunos tan demenciales que prefiero no volver sobre ellos. Volvimos a Madrid en el puente de las seis de la tarde, junto a Javier Moro, que ha vendido a Penélope Cruz los derechos de su novela "Pasión india". Me dice que no participará en la escritura del guión, y yo le recuerdo el consejo que me dio un amigo para estos casos de adaptación al cine de una novela: "Toma el dinero y corre".
LLegué a Madrid a las ocho de la tarde y con un dolor decabeza de los que hacen época. Así que fue un día en blanco. Divertido, pero en blanco.Espero que el de hoy resulte más productivo laboralmente...

domingo 3 de febrero de 2008

Gracias

Hace veinticuatro horas me comunicaron que había ganado el Premio de Periodismo Puro Cora por el reportaje "Ser noble en el siglo XXI", publicado en El País Semanal. No soy capaz de explicar lo que significa para mí recibir este premio, y recibirlo precisamente este año, en el que se cumple el primer centenario del diario "El Progreso". Mi abuelo trabajó allí durante cuarenta años, y yo recuerdo perfectamente que, siendo muy niña, me encantaba entrar en la redacción donde se escuchaba el ruido de los teléfonos y el repiqueteo de las máquinas de escribir.
Es un honor y una suerte que me hayan tenido en cuenta. La entrega del premio se realizará en Lugo, en el mes de abril, y ya empiezo a contar los días que faltan.
Gracias a quienes me premiaron y, en especial, a todos los que se alegran conmigo.