martes 12 de febrero de 2008

Vergüenza

Si no lo veo, no lo creo, pero las cámaras no mienten: cincuenta individuos han intentado agredir a María San Gil en la Facultad de Económicas de Santiago de Compostela. Dicen las crónicas que los agresores eran independentistas, lo cual no dudo. Pero hay que empezar por calificar a estos mastuerzos de lo que son: delincuentes. Aprendices de Jarrai (grupo cuyo nombre coreaban con ardor guerrero). Admiradores cutres de la kale Borroka. Borregos, cazurros, cobardes, parrulos adocenados, inútiles, vagos, maleantes, salvajes ineducados, muertos de hambre y sed, ignorantes y chulos, que van de cincuenta en cincuenta a pegar a una mujer.
No hablaré del comportamiento de los otros estudiantes al ser testigos de esta agresión, porque ignoro cual ha sido, pero espero de corazón que hayan reaccionado en defensa de la víctima. De no ser así, mal están las cosas en la Universidad Si se han limitado a ser testigos de lo ocurrido sin intervenir, por miedo o por prudencia - en este caso, forma perversa de la cobardía - habrá razones para que nos preocupemos todos aquellos que respetamos la institución universitaria como vivero de ideas y libertades.
Me pregunto - no lo sé - si hubo detenciones, y en caso contrario me pregunto también por qué no las ha habido. El intento de agresión es un delito, y corear el nombre de un grupo terrorista es hacer apología del mismo, lo cual está penado por la ley . Si los pegones se fueron de rositas, el delegado del Gobierno tendrá que dar las pertinentes explicaciones.
Me avergüenza intensamente lo ocurrido, pero no me sorprende. Cuando salté a la arena pública por mor de un premio que casi gano y se me ocurrió referirme al - para mí - preocupante ataque al bilinguísmo y el ascenso del nacionalismo en Galicia, obtuve una colección de insultos y amenazas que harían palidecer a cualquiera menos pasota que yo. Aprovechando el anonimato, algunos usuarios de un foro llamado Chuza llegaron a arremeter contra mi padre, o contra mi abuelo, que tiene 87 años y hace mucho tiempo que está fuera de combate. No estoy de hablando de críticas. Estoy hablando de rabia inexplicable. De violencia verbal pura y dura. Había quien me ordenaba cerrar la boca, quien proponía que no volviese a cruzar la frontera de Piedrafita.
De aquellos polvos vienen estos lodos. Hoy pedimos que se impida hablar a quien dice algo que no nos gusta, mañana reivindicamos su exilio... y pasado nos juntamos cincuenta e intentamos agredirle. La canalla que hoy intentó pegar a una mujer no apareció de la noche a la mañana, sino que lleva años gestándose, sintiéndose amparada y respaldada institucionalmente por los que miran hacia otro lado .
Esto es el principio de algo que puede devenir en drama. A las legítimas reivindicaciones nacionalistas - que no comparto, pero respeto - les ha salido un grano con estos chicos que se juntan con la intención de zurrar la badana a un político cuya única intención es hablar. ´¿Qué piensan los señores del BNG de estos malnacidos que buscan cobijo bajo la bandera de la estrella?¿Aprueban sus métodos? Porque, si no lo hacen, es el momento de dejarlo muy clarito. En estos casos, el silencio es peligroso: o se aprueba o se condena.
Espero del señor Quintana que deje claro que no está dispuesto a consentir la borroquización del nacionalismo gallego. Que actúe con contundencia y diga lo que tiene que decir. De lo contrario se creará un peligroso precedente, y habrá muchos motivos para la vergüenza.

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