jueves 17 de enero de 2008

Jueves

Como todos los jueves, desayuno con Martín Casariego. A Rafael Reig lo tenemos de baja con un ataque de gota. Ya se lo decía yo, que no se puede abusar del marisco. Reig está hecho unos zorros. Le propusimos pasar la reunión a su casa (siempre desayunamos en una cafetería impersonal de camareros más bien bordes) pero no quiere ni vernos: está a solas con su dolor y con su pie gotoso, y debe decirse que lo único que le falta es que entremos por allí Martín y yo, a fisgar en los libros que está leyendo, en las páginas que está escribiendo y en la gota que le está atormentando.
Por lo general, en los desayunos de los jueves leemos la prensa y comentamos las noticias. Que nadie se crea que hacemos análisis intelectuales ni nada parecido. Es verdad que a veces nos leemos los editoriales, incluso alguna crítica literaria del Cultural de El Mundo, pero otras veces nos fijamos en las fotos, en los anuncios o en las faltas de ortografía. Hoy nos reímos con ganas de una noticia en la que el presidente de la Xunta, Touriño, se queja de la injerencia de la Iglesia en temas de estado, y luego comenta lo poco que le gusta el nombramiento del sobrino de Rouco como obispo de Lugo. Pero vamos a ver ¿en qué quedamos? Luego hablamos del canon digital y de los pagos por el préstamo bibliotecario, y discutimos un poco. Es lo mejor, porque no hay cosa más aburrida que estar siempre de acuerdo con los amigos.
Hace días que aguardo como al agua de mayo la llegada de una buena noticia: mi amiga Ana, que ha adoptado a un niño nepalí, está esperando el permiso para viajar al país y traérselo a España. Va a hacer un año que conoció a quien ya es su hijo, en un orfanato de Katmandú, donde tuvo que dejarlo a la espera de que la inmisericorde burocracia completase el papeleo. Parece que la espera se acerca a su fin. Ana ha comprado unos pijamas y ha empapelado la habitación de su hijo, y si todo sale como esperamos, dentro de uno días volará al otro extremo del mundo para dar a un niño la mejor oportunidad de la vida: tener una madre y un futuro. Por ese orden.
Leo en la prensa que bernat Soria se queja de la mala calidad de los órganos que se donan, y me pregunto si el ministro sabe de la grave irresponsabilidad que suponen declaraciones como esas. Se ha conseguido que se incrementen las donaciones en hombres y mujeres mayores de cincuenta años, y esas perlas, salidas de la boquita del ministro del ramo, llevan a pensar a los cincuentones, "para qué voy a donar mis entresijos, si a lo mejor luego están hechos una pena y no sirven de nada".
Yo soy donante de todo. De´hígado, de pulmón, de corazón, de riñones, de córneas, de páncreas... creo que ahora también se puede aprovechar la piel. No entra en mis planes a corto plazo el pasar a mejor vida, pero si eso ocurre quiero pensar que no una parte de mi no va a desperdiciarse. Es una especie de consuelo previo: qué faena si me muero, y que bien les va a venir a otros que me muera.
Llevo más de setenta páginas de la novela, y no acabo de creerme tanta fecundidad. Con la página cien, más o menos, empezará también la etapa de las dudas y las inseguridades. Me conozco, y dudaré de los personajes, de la oprtunidad de la historia, de la consistencia de la narración, del interés de los que estoy contando. Ese es mi miedo y mi parálisis, y no el supuesto terror al folio en blanco. Pero aún no estoy en esa fase, y por eso avanzo rápido y estoy casi feliz.

9 comentarios:

Blogger Isabel ha dicho...

Ante la noticia de las 70 páginas escritas de tu novela, me he quedado sin palabras......

17 de enero de 2008 14:54  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Martita querida:

Yo también espero las buenas noticias con impaciencia. Mientras, como tú bien dices, empapelo paredes en azul, compro pijamas sin estar segura de la talla y juego al despiste con los nervios de mi madre, que me acompañará en el viaje, enviándola a ponerse todas las vacunas imaginables.

Me parece increible que el momento esté tan cerca, después de estos dos años de proceso. Debo decir que han pasado más rápido de lo que esperaba, y posiblemente tú también hayas tenido que ver algo en esto.

Un beso grande, y seguimos esperando (sólo un poquito más)


Ana

17 de enero de 2008 23:29  
Blogger Pablo Núñez ha dicho...

Buenos días, Marta, 7:30 en Ribanova.
Espero que a estas horas ya vayas en la página 101. Yo voy por la 380y ya me estás pillando, ¡qué tía! ¿Dónde escondes a los musos?
Acabo de enterarme por mi padre que se ha muerto una tía suya de 106 años, cuando pasemos a mejor vida, como comentas en tu post, esa es una buena edad, ¿o no? Muchas novelas y pocos folios en blanco nos encontraremos tú y yo en los próximos 106 años, bueno setenta y pocos, descontando.
Para Ana, comprendo tu ilusión y te mando un bezazo para ti y para tu peque cuando te lo traigas, te comprendo muy bien porque la compañera que tengo justo enfrente está en situación similar a la tuya, pero en China, y todos hemos ido conociendo y casi diría sufriendo ese larguísimo proceso.Cuéntanos por favor Ana, y no te conozco de nada pero te lo pido, qué sentiste cuando lo tengas en tus brazos.
Se llama Victoria, Vicky, y por cierto, Marta, esta es fan incondicional de tus novelas y le estoy comentando lo de las 70 páginas, como la deje va a reservarlo con tu nombre.
Unos metros más allá se enciende una pantalla de ordenador con tu foto como fondo de pantalla, este César me está preocupando!
Besos para las dos y para Isabel, que también está por aquí.

18 de enero de 2008 7:07  
Anonymous Carlos María ha dicho...

Enahorabuena, Marta, por tus progresos en tu nueva novela. A ver si pronto vemos en todas las librerías esa novela y la del compañero de fatigas Pablo Núñez. Veo que las musas no os abandonan a ninguno de los dos. En cambio, a otros nos dejan sin palabras en muchas ocasiones.
Un beso.

18 de enero de 2008 7:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Ya que hablas de Touriño, una buena del socio Quintana. Hace unos días en un acto por aquí, se mostró convencido de palabra y de mente (no demente) de que él es el heredero ideológico de Castelao. Por allí estaba una pariente de Castelao que dijo entre bambalinas, se o tío de miña nai levanta a cabeza dalle nas orellas (Si el tío de mi madre levanta la cabeza le da en las orejas)
Virgencita, virgencita, ¿pero esto qué es?

18 de enero de 2008 7:11  
Blogger Isabel ha dicho...

Y pablo por la 380!!!! huyyyy cuanto chollo voy a tener, venga chicos ánimo a escribir, que en el metro os echo mucho de menos.
A Ana, aunque tampoco la conozco, le mando un beso y mi enhorabuena. Me imagino las ganas tan tremendas de abrazar a ese niño. No vas a poder parar, beso aquí beso allí. Mi hija la mayor a veces me dice: "Mami qué pesadita eres" pero en el fondo ella es también muy besucona. Estos días que ha estado malita con mucha fiebre (esta es otra... que mal se pasa!!!) deliraba un poquito y no paraba de darnos besos y caricias y decir: "que bonita y que guapa eres mami" y añadía "es que tengo mucho amor que repartir", QUÉ CURSI!!!! pero qué mona y que rica con sus 4 añitos que va a cumplir.
Te espera, Ana, una nueva vida llena de "amor para repartir", de ilusión de alegría y por supuesto de preocupaciones, pero todo compensa. Ya nos contarás el encuentro, lo esperamos con mucha impaciencia.

18 de enero de 2008 8:51  
Blogger Papel y seda ha dicho...

Acabo de leer El inventor de historias y creo que ahora seguiré con el resto de tus obras. Ánimo con tu nueva novela.

18 de enero de 2008 18:38  
Anonymous Samuel ha dicho...

No me resisto a poneros un fragmento de un artículo de Javier Marias ayer en EPS:

(...)La jerarquía eclesiástica –y por tanto la Iglesia Católica en su conjunto, que nada hace para moderar o reprobar a aquélla– ha demostrado sobradamente pertenecer a esa clase de personas u organizaciones. Con ella se han tenido todos los miramientos imaginables. Pese a ser España un Estado aconfesional desde hace treinta años, se le ha mantenido un trato de privilegio escandaloso. Se la ha seguido financiando –aún más desde 2006– con el dinero de todos los ciudadanos, profesen la religión que sea o ninguna; se le ha aumentado al 0,7% la cantidad que los contribuyentes puedan destinarle a través de sus impuestos, restándosela así al Estado; no se han cancelado los caducos acuerdos de 1979 con el Vaticano, tan beneficiosos para ella; se le permite apoderarse de las calles de todo el país durante siete días seguidos, los de la Semana Santa, algo que se impediría a cualquier otro colectivo, religioso o laico; para no irritarla, se han parado o descafeinado leyes, y a otras se ha renunciado; se ha tolerado que obispos levantaran falsos testimonios (“La sospecha del 11-M mira al Gobierno”, clamó el de Huesca) sin que sus pares los reconvinieran por la comisión de tamaño pecado en público; se le ha consentido difamar y mentir a través de su emisora, amoldar a su gusto la Educación para la Ciudadanía y despedir a su arbitrio a los profesores de Religión que ella no paga, en esos colegios “suyos” que en realidad sufragamos los españoles. No se le ha pasado factura por los cuarenta años en que gobernó y reprimió a la sombra –o al sol, descaradamente– de la sanguinaria dictadura de Franco, ni por su mucha opresión de tantos siglos, ni por su deliberada ignorancia y rechazo a cualquier avance. Se la ha tratado, en suma, con una generosidad que en poco grado merecía. Pero para la jerarquía nada es nunca bastante; los obispos, con cinismo, se dicen “acorralados” y “perseguidos” y jamás se darán por contentos. O mejor dicho, sólo se lo darían si acabaran con toda libertad y razón y pudieran imponer a todos, como en el pasado no lejano, sus creencias, mandatos y prohibiciones. Esto es, el día en que, de la misma manera que hay Estados islamistas que supeditan el poder democrático y civil al religioso, España volviera a ser un Estado no católico, sino catolicista.


Samuel

21 de enero de 2008 10:22  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Anita,
desde la cuenta atrás y las crucecitas en el calendario, esperamos ansiosos para ir a Barajas pancarta de bienvenida en mano!!!!

21 de enero de 2008 10:58  

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